Siempre me gustó redactar mis miedos ,mis inquietudes, mis malos momentos, y también aquellos llenos de alegría. Mas que una afición en ocasiones era una necesidad.
No sabría decir la cantidad de folios que he rellenado con mis palabras, para al final acabar rotos en la papelera
Simplemente escribía porque en ese momento lo necesitaba y después me limitaba a hacer desaparecer esos miles de sentimientos allí plasmados
Sin ir más lejos, tiempo atrás esta letras no tendrían mucho tiempo de vida, pero ahora tengo fuerzas para enseñar lo que escribo, para gritar lo que callo y para soñar lo que digo, porque en cada palabra hay un sueño, y en cada sueño un pedacito de corazón