viernes, 31 de diciembre de 2010

Feliz 2011

Un año más que se marcha,y cómo siempre hago mi balance. Sería egoísta por mi parte decir que este 2010 ha sido un año demasiado malo. La verdad es que este año ha respondido a más expectativas de las que esperaba, aunque el final no haya sido demasiado positivo. Ha sido un año de cambios en mí y de reflexión. Cada año maduramos un poquito más,y para mí no ha sido una excepción. Me he dado cuenta de muchas cosas, sobretodo relacionado con las personas. Me he quitado algunas vendas, y me he dado cuenta de la gente que está de verdad, de la que ya no está y de la que simplemente nunca estuvo.
He quemado etapas, y he cerrado una muy importante cómo ha sido el acabar la carrera. Me he enfrentado a la incertidumbre y a las dudas sobre qué camino coger y hacia dónde dirigirme. He tenido un mes mágico, Marzo, en el que cumplí un par de sueños que hacía años deseaba, y en el que también por fin he viajado a otro país y he disfrutado de un viaje que nunca olvidaré,, sobretodo por la gente con la que lo compartí.
Me he graduado y he visto la mirada orgullosa de mi familia, la que siempre confió en mí y siempre lo hará,y me he sentido muy feliz por hacerlos felices a ellos.
Me he enfrentado al miedo, al miedo de verdad. Al miedo que me abordó cuándo empezó el año con bastante mal pie en el que estuve a punto de perder a un ser querido. Y lo vencí, porque al final salió cara y puedo seguir disfrutando de su sonrisa.
Y al final eso es lo que cuenta. Lo bueno, porque lo malo sólo sirve para aprender, y una vez aprendida la lección debemos dejar volar esos momentos hacia el olvido,y borrarlos de la memoria, y si no podemos hacerlo, al menos guardarlos en un cajón cerrado con llave.
No sé que me deparará 2011, pero tengo la sensación de que va a ser un año muy importante para mí, en el que es posible que me cambie la vida, y sólo pido y deseo que sea para bien, que ya nos toca.
¡Feliz 2011!

domingo, 19 de diciembre de 2010

Quizás mejor así

Escribir: es abrir el alma, dejar que los sentimientos salgan y se conviertan en letras que se unen formando palabras que quizás no tienen sentido. Es darle cuerpo a los pensamientos, a lo más profundo de nuestro interior. Es contarnos cosas que no conocíamos de nosotros mismos, y atrevernos a explicarnos cosas que nos negamos a reconocer.

Hace tiempo que no escribo. Lo intento, me siento ante el papel pero nada surge, nada brota, pasan las horas y ahí sigue el folio vacío, ¿se me habrá oxidado el alma? Puede ser..o quizás no tenga nada que contar...pero lo más seguro es que sea el precio a pagar. Desde aquel día, aquel maldito día en el que todo se partió en pedazos. Todo estalló por los aires, lo que creía, lo que pensaba, en lo que confiaba. Cómo una puñalada en el corazón. Cómo cuándo te pegan un golpe,y te quedas sin respiración y no sientes, o quizás sientes demasiado, tanto que todo es confuso y extraño y no lo puedes explicar. Cómo cuándo te mareas y al abrir los ojos no recuerdas cómo has llegado hasta dónde estás.

Cada día que ha pasado desde entonces me he encerrado más en mí. Y más. Y más. Y lo peor es que no siento claustrofobia, que me olvido de mi alrededor y me quedo en mi mundo. Cierro cada puerta, cada recoveco y no dejo entrar a nadie, y en el fondo me da miedo, porque es posible que cuándo quiera abrir la puerta se haya atascado y entonces me quede para siempre ahí, encerrada en mí, en mi interior. Es posible que nunca más ofrezca una sonrisa sincera. Es posible que nunca pueda volver a confiar. Es posible que ya nunca más grite al mundo lo que siento. Es posible que el día que quiera (o pueda) salir de este estado de letargo ya no sea posible. Y me da miedo cuándo lo pienso, pero a una parte de mí no le importa y me condena. Una parte de mí prefiere vivir así. Ahí ya no podrán hacerme daño. No. Nunca más…¿o quizás eso es lo que me repito?

Las heridas del corazón son tan grandes que traspasan todas las corazas que te pongas. Cuándo piensas que ya nunca más volverás a sentir daño, cuándo te convences de que ya nada te importa, entonces ocurre algo nuevo y te das cuenta de que te han vuelto a decepcionar. Otra vez. Y la heridita que estaba cerrando se reabre como una cascada. Cómo si hubieran esperado a que estuviera casi cerrada para entonces clavar las uñas y desgarrarla de nuevo. Con saña. Con burla. Con rabia. Y entonces toca volver a empezar de cero y el camino que habías recorrido hacia el perdón, en contra de tu cabeza, el camino por el que te habías agarrado con fuerza, por el que enfrentaste a razón y corazón, por el que luchaste para llegar a la meta, para sentirte mejor, para no creerte orgullosa, se deshace. Cómo si te hubieran agarrado con una goma la cintura y cuándo estabas rozando con los dedos el final hubieran tirado de ti hacia atrás, al principio. Otra vez. Algo maquiavélico, retorcido…pero real.

Entonces, en ese momento vuelve a abordarte esa pregunta… ¿por qué? ¿por qué? ¿por qué? ¿POR QUÉ? Y escuchas un silencio. Un silencio arrollador, tenebroso, un silencio que una vez más te cuenta que no hay respuesta.Un silencio desgarrador. Un silencio que te agarra el corazón y lo aprieta, que vuelve a hacer pedazos de los pedazos que quedaban y lo transforma en piedra. Y quizás sea mejor así. Sin sentir. Y de pronto de nuevo el vacío, el miedo, la soledad, la tristeza, y una pequeña sonrisa pintada en la cara, permanente, una sonrisa para el resto del mundo, tu escudo, el que no permite que nadie vea lo que hay en el interior.

Sí, quizás sea mejor así.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Un nuevo camino...

Qué rara es la sensación que se tiene cuando vas a empezar algo nuevo. Es como si estuvieras todo el día nerviosa, ausente, pensativa, como si vivieras más que de costumbre en tu mundo. Todo el tiempo encuentras nuevas incógnitas, nuevos supuestos problemas, y te ahogas en un vaso de agua, se te olvida hasta sumar dos más dos.

Continuamente sientes ese gusanillo en el estómago, y una pequeña ilusión que brota mezclada con todo lo anterior.

En teoría deberíamos estar acostumbrados porque la vida es eso. Es terminar una etapa y enseguida comenzar la siguiente. Nada es eterno, todo se termina y cada vez que escribes un punto, incluso hasta cuando cambias de renglón, inmediatamente la historia continúa y nuevas líneas se deslizan por el libro de tu vida.

Pero no, los cambios nunca los aceptamos y los inicios nunca fueron fáciles.

Yo creo que en realidad es una mezcla de terror, de pánico, de miedo a no ser capaz. ¿Y si no llegas? Te consuelas con un “bueno, al menos lo habré intentado” pero con ello no cesa tu angustia. Necesitas que llegue el momento, enfrentarte a lo nuevo y no pensar en nada. Una vez que hayas pasado esa primera fase, enseguida pasarás de la introducción al nudo. Tan fácil y sencillo, como a la vez complicado.

Lo importante es no dejar que esa agonía que tú sola formas te ahogue. Sólo tienes que caminar, y continuar la senda. Te tropezarás, caerás y seguramente te harán la zancadilla, pero NUNCA te quedes parada. Limpia las rodillas, sacúdete el polvo y sigue hacia delante. Cuando encuentres una encrucijada, pregúntale a tu corazón…él es el único capaz de decirte la verdad. No corras, pero tampoco te entretengas demasiado, y sobretodo nunca pierdas la sonrisa, ¿o todavía no sabes cuán grande puede ser su poder?

Nunca te rindas.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

21... (8-9-89)


Una vez alguien me dijo que cumplir años significaba ganar vida, asique hoy brindo y celebro que he ganado un poquito más de ella.

Ayer estuve viendo fotos de mi niñez, bajé los álbumes de la librería y los estuve mirando con mi madre. Me encantó observar esos instantes capturados en cada instantánea y reírme por cómo pasa el tiempo. Me divertí con las fotos de mis padres de jóvenes, los peinados,las ropas, las sonrisas…mientras mi madre iba explicándome quiénes eran aquellos a los que no reconocía. También me gustó ver a mi hermano de niño, y esas fotos en las que me tenía cogida en brazos y me miraba con esa cara de ternura y de protección. Me gustó recordar a aquellos que ya no están y que se tuvieron que marchar. A veces me da miedo olvidarme de ellos y no poder recordar su cara, hace tantos años ya...

El tiempo pasa, y pasa para todos. Es increíble como cambiamos, y eso que en las fotos sólo se ve el exterior, si existiera una máquina que capturara también el interior, ahí sí que veríamos verdaderos cambios…

La vida pega vuelcos inesperados cada poco tiempo. Hoy estás aquí, mañana allí y pasado puede que siquiera estés.

Me gustan los días de cumpleaños, es una sensación tan extraña…alegría y felicidad, todo el día con la sonrisa en la boca, el móvil y el teléfono sonando, la gente que se acuerda de ti, que te desea lo mejor, y a la vez la nostalgia…nostalgia por cómo era todo y como es ahora, nostalgia por esos que se olvidan de felicitarte a pesar de que lo esperabas, y sobretodo nostalgia por los que están lejos. Una llamada o un mensaje sabe tan a poco al lado de un abrazo…

Llevo todo el día dando las gracias, y es que estoy muy agradecida de verdad. No ha sido el mejor cumpleaños de mi vida, pero todos y cada uno son muy especiales. Gracias a los que a las 00:00 estabais con el móvil de la mano para ser los primeros en felicitarme, gracias a los que intentaron darme sorpresas a pesar de que saliera un poco desastrosa, gracias a las que decidieron sorprenderme y arrancarme las lágrimas de alegría enviándome un paquete con unos regalos y unas cartas demasiado mágicas para ser verdad, gracias a los que os habéis acordado, a los que me habéis hecho llegar vuestras felicitaciones a través de todas las formas posibles, y gracias también a los que os habéis olvidado. Gracias, desde el corazón.