martes, 31 de diciembre de 2013

¡Feliz 2014!

Si no llegara el día 31 y me sentara a teclear y pensar sobre el año que se va creo que sentiría que me falta algo. Este año se me hace un poco difícil ser capaz de repasar todo lo que he vivido en este 2013 intentando dejar fuera la perspectiva de las últimas semanas, pero lo intentaré.
Creo que para mí 2013 ha sido un año de madurez en el que he crecido como persona. Ha sido un año con cosas malas, pero hace tiempo que decidí intentar fijarme sólo en las buenas y poner un filtro en mis recuerdos para que sólo perduren las sonrisas, aunque sin olvidar lo malo del todo, porque nos guste o no gracias a ello es por lo que aprendemos.
Hasta marzo fue un año normal, hasta que una llamada lo cambió todo. De repente, y sin saber cómo, pasaba de estar estudiando en mi habitación a emprender un viaje hacia Aranda de Duero para cumplir uno de mis sueños, aunque fuera por poco tiempo. Yo, que nunca había salido de mi casa tuve que marcharme y llegar a una ciudad nueva en la que no conocía a nadie. Luchar contra mis miedos y contra la soledad, y crecer de golpe. Al principio fue muy duro para mí y en la oscuridad de la noche lloré muchísimo porque no me veía capaz, y ahí creo que fue dónde maduré y dónde me hice más fuerte. Creo que nunca he aprendido tanto. Aprendí vida y aprendí a ser mejor profesional. Aprendí que siempre allá donde vayas encontrarás gente dispuesta a echarte una mano, a enseñarte y a hacerte sentir en casa. El tiempo pasó volando pero las personas que me llevé, los momentos y los recuerdos estarán siempre conmigo. Fui con una maleta llena de ropa, de miedos, de inseguridad y volví con una llena de amigos, de lecciones, de seguridad y de felicidad.
Pero como todas las cosas bonitas, llegó a su fin y el verano comenzó. Viví unas vacaciones increíbles por Asturias. Seis días maravillosos al lado de la persona que más me quiere y me cuida y otros 4 más en casa de una de las mejores amigas que se pueda tener.
Agosto llegó y me trajo 2 regalos: Uno de ellos un sueño para mí, el mejor regalo de cumpleaños que recuerdo, un viaje a Madrid para presenciar el homenaje a Raúl en el Bernabéu. Todavía lo pienso y me emociono; y el otro la noticia más bonita del mundo: En 2014 seré tía. Todavía no ha nacido y ese pequeño ya me ha robado el corazón. También tuve que tomar decisiones y a día de hoy me surge la duda de si fueron las correctas, pero de ese error también aprendí una lección: cuando tomes una decisión valora todas las consecuencias porque después tendrás que asumirlas.
Sin duda este año septiembre no fue mi septiembre, y San Antolín me trajo más disgustos que alegrías. Al menos en mi cumpleaños recibí una visita que me lo alegró.
En octubre nunca olvidaré el día 12. Días antes mis abuelos cumplían 60 años de casados y ese fin de semana les dimos una sorpresa toda la familia: organizamos una comida en la que estuvimos todos. Quizás fue uno de los días más felices de mi vida.
Noviembre y diciembre prefiero olvidarlos. El final del año está siendo muy duro y aceptar la realidad es demasiado difícil. Después de mucho tiempo no llego mala a nochevieja, aunque lo preferiría antes de lo que está tocando vivir. Se ve que no se me da bien despedir a los años.
Afronto la llegada del nuevo año con incertidumbre. Con ilusión por que llegue abril y poder abrazar a mi sobrino y verle por primera vez su sonrisa, con la ilusión de que mi hermano consiga lo que se merece en enero, y con miedo a cada día porque otra persona a la que adoro y estoy muy unida se pueda marchar en cualquier momento.
A pesar de todo hoy recibiré a 2014 como siempre, con una enorme sonrisa, y deseando que me traiga buenas sorpresas, que siga teniendo a mi lado a la persona que más quiero del mundo, y que toda la gente de mi alrededor a la que adoro sea feliz.
¡Feliz 2014! Mucha felicidad, amistad, amor, salud, dinero y sobretodo mucho nanananana to me!!!