viernes, 27 de febrero de 2009

Y me perdí...



Y entonces en ese preciso instante fue en el que me perdí, y vaya si me perdí… me perdí de mi camino, me perdí de la vida, me perdí de ti, me perdí en aquellos besos que nunca más se volvieron a repetir, me perdí en aquella mirada que aún tengo clavada en el alma, me perdí en tu sonrisa, en tu pelo, en un abrazo.Me perdí en tu aliento, me perdí en tus palabras, me perdí entre tu vergüenza, me perdí entre tus tonterías, me perdí entre las sonrisas que me robas, me perdí en esa sensación que me invade cuando estás cerca, en la luz que me das, en esa arruguita que se te hace en la frente cuando te enfadas, en esa cara de niño bueno. Me perdí entre mis recuerdos, entre esas pequeñas cosas que nadie se da cuenta, ni si quiera tú, pero que para mí tienen gran significado

Me perdí en una fecha que no logro olvidar, me perdí en un parque que nunca debí volver a pisar, me perdí en aquel "idiota".Me perdí en aquel momento, y ese otro y en el de más allá,. Me perdí en aquel verano, y ese invierno. Me perdí en un email, en un mensaje, en esa conversación, y también en aquella otra. Me perdí en el final de aquel enero y en el principio de ese febrero. Me perdí en aquel te quiero que nunca pronuncié, pero que alguna vez si que escribí. Me perdí entre esas palabras que nunca dijiste, pero que yo me imaginaba algún día oír. Me perdí en la oscuridad de la noche, en los sueños que no dejan de sucederse. Me perdí de mí, y desde entonces nunca más me pude volver a encontrar porque cuando te adentras en el laberinto del bosque... ya no... ya es imposible retornar.



jueves, 5 de febrero de 2009

3ª parte (final)

-¿Miedo de qué?
-Miedo de quererte, miedo de que me quisieras, miedo de enamorarme… pero no fui capaz de darme cuenta de que ya era tarde…
-No te entiendo…no entiendo para qué era tarde ni por qué tenías ese miedo, y tampoco entiendo por qué entras y sales de mi vida a tu antojo, por qué cuando empiezo a volver a sonreír sin ti, vuelves a aparecer para ponerlo todo patas arriba y después volver a irte…no entiendo nada…

-Era tarde porque no te iba a querer, ni me iba a enamorar…porque ya lo estaba

Tanto tiempo esperando oir esas palabras y llegaron de la manera que menos se esperaba. Se quedó paralizada, sin saber que contestar. En su cabeza retumbaba ese “por que ya lo estaba” como si fuera el martillo neumático de mayor potencia del mercado. Hubo un cruce de miradas, ambos tenían los ojos brillantes con las lágrimas acechando para salir en cualquier momento. Se respiraba un aire tenso, extraño. Pasaron unos segundos hasta que reaccionó aunque aparentemente parecieron horas. Ella iba a contestar, pero él le puso sus calidos dedos en los labios pidiéndole que no dijera nada. Nunca le había visto así. Hizo un amago de irse, pero se dio la vuelta…


-Perdóname. Sólo te pido eso. Siento haberte hecho daño, siento haber sido un cobarde…sé que me merezco lo peor y que no merezco más que me odies, pero por favor inténtalo. Te prometo que no volverás a saber de mí. Lo siento

Y se marchó…se marchó como un espejismo, como uno de esos sueños que parecen tan reales y de repente te despiertas y todo se desvanece
Ella estaba paralizada en aquel banco intentando procesar las palabras que acababa de escuchar, y entonces sin pensarlo 2 veces salió corriendo detrás de él


-¡Espera! ¡Espera por favor!


Se dio la vuelta, se miraron y se abrazaron. Y lloraron, lloraron como nunca lo habían hecho. Él la apretó fuerte contra su pecho y así permanecieron durante un buen rato. Echaba tanto de menos uno de esos abrazos…Allí, entre sus brazos se encontraba protegida, le daba igual si el mundo se caía, y deseó que el tiempo se parara. Él la volvió a mirar con esa mirada, esa mirada que tenía grabada en su mente desde tanto tiempo atrás, le acarició la barbilla y le besó. No existía nada más a su alrededor, sólo existían ellos dos. Fue el beso más bonito que nunca habían soñado, pero ambos sabían lo que significaba. Era un adiós. Se amaban con locura, se querían con el alma, pero sabían que no era su destino porque a veces hay historias IMPOSIBLES que ni siquiera el amor más bonito puede salvar. Cada uno fue en una dirección y tomó su camino con la sonrisa más especial que nunca pudieron tener.
Él sabía que le había perdonado, y ella que él siempre le quiso. Ella se llevó su mirada y su sonrisa, él se llevó su corazón. Pero ahora por fin podrían cerrar del todo este capítulo, ahora por fin podrían empezar a vivir su vida, por fin podrían ser felices..aunque de vez en cuando les invadiera una dulce melancolía recordando aquella tarde gris en la que la lluvia les arropó
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Espero que os haya gustado mi relato yq ue os animeis a comentar que os pareció (acepto críticas) y que opináis sobre él.1 saludo =)

lunes, 2 de febrero de 2009

2ª parte

Suspiró, se limpió las lágrimas como pudo y con miedo levantó la vista. Efectivamente era quién creía…

-Pues claro que me lo he creído, ya sabes que yo soy muy ingenua, y tenía que probar. Yo creo que si que funciona ¿eh? Cuando llegue a casa me mediré..seguro que algún centímetro he ganado
-Y quizás una pulmonía también
-Puede ser
-¿Qué haces aquí?
-Pues nada no sé…me he perdido…yo iba al baño y ¡mira! De repente he aparecido aquí ¿Te lo puedes creer?
-Tú y tus ironías…nunca cambiarás ¿verdad?

Ambos se miraron y se echaron a reír. Hacía días que no se veían, y sin embargo parecía que nada había cambiado. Él tenía ese poder, aparecía y desaparecía de su vida a su antojo, pero nunca daba la sensación de que el tiempo pasara. Habían ocurrido muchas cosas en los últimos meses, apenas se habían dirigido la palabra, y sin embargo cada vez que se encontraban todo parecía tan normal…

-¿Me vas a decir que haces ahí sentada en un banco con la que está cayendo y por qué llorabas?
-No estaba llorando, sería de la lluvia
-Ya… claro.
Un silencio incómodo rodeó la situación…
-Oye... ¿puedo hacerte una pregunta?
-Si, dime
-¿Por qué…por qué ya nunca me miras a los ojos?


-Sabes de sobra por qué no lo hago
-¿Por qué?
-¿Nunca has oído eso de que los ojos hablan lo que callan las palabras?

Él cambió el rostro, tragó saliva y le preguntó…

-¿Y qué es lo que callan tus palabras?

Se miraron fijamente. A ella se le inundaron los ojos de lágrimas, pero apretó los dientes fuertemente para que no saliera ninguna. Él bajó la mirada, no aguantó demasiado tiempo mirando aquellos ojos que hablaban con la misma claridad con la que se ve el fondo en un lago de aguas cristalinas

-Todavía no me has perdonado, ¿verdad?

La única respuesta que obtuvo fue la de un silencio ensordecedor

-Siempre hemos evitado el tema, sobre todo yo que soy el que más tiene que perder en este asunto. Siempre he sido un cobarde y no he sabido enfrentarme a mis decisiones, pero era lo mejor
-¿Tú que sabrás lo que es lo mejor? ¿Lo mejor para mí o lo mejor para ti? Nunca te he querido decir nada, pero tú sabes que fuiste un egoísta, sabías que me hacías daño pero te dio igual, te consolabas pensando que me hacías un favor, cuando en realidad te lo hacías a ti mismo. Bastaba con que hubieras sido sincero, pero tu maldito egoísmo no te dejaba ver más allá de tus narices

Por primera vez en su vida ella hablaba con frialdad, sus palabras iban cargadas de rabia y resentimiento. Llevaba mucho tiempo callando, con todos esos pensamientos guardados bajo llave en algún cajón de su corazón. Él la dejó tirada tiempo atrás y por primera vez ella pensaba en sí misma y no le ponía una sonrisa y decía que todo estaba bien solo por no hacerle sentir culpable. Cada palabra golpeaba en sus oídos como las olas golpean en las rocas…

-Me lo merezco…merezco que pienses todas esas cosas de mí. De hecho deseaba que me odiaras porque a mi lado nunca serías feliz. Y sí… quizás fui un egoísta, pero fue porque tenía miedo
-¿Miedo de qué?

-Miedo de...







(continuará...)