jueves, 31 de diciembre de 2015

¡Feliz 2016!

He perdido ya la cuenta de los años que llevo sentándome cada 31 de diciembre a reflexionar sobre mi año. No sé muy bien por qué tengo esta costumbre, pero si no lo hiciera sentiría que me falta algo. A fin de cuentas me parece importante pararme a pensar sobre todo lo que he vivido durante un periodo de tiempo, porque a veces con el ritmo diario no somos capaces de percibir realmente todo lo que nos ha sucedido, como nos hemos enfrentado a ello y si hemos conseguido avanzar o nos hemos quedado en el mismo sitio.
Se marcha un año complicado pero a la vez emocionante e intenso, muy intenso. 
Si tuviera que definir mi 2015 de alguna forma lo haría con “superación personal”.  Cuando dentro de muchos años me acuerde de él estoy segura de que esa expresión será la que me venga a la cabeza.
Ha sido un año claramente diferenciado en dos partes, una parte que duró hasta agosto y otra desde septiembre hasta hoy, pero durante todo él he tenido que ir superándome a mí misma, a mis miedos y a mis incertidumbres. 
He sido a veces sin duda mi mayor enemiga, y he danzado en el precipicio de mis propios límites sin saber si iba a caer o a mantener el equilibrio. Fui dejando que la fuerza de mi cabeza y de mi ansiedad me hicieran muy pequeñita, enana, minúscula, que me fueran ahogando poco a poco. Llegué a pronunciar que no podía más…pero al final pude. 
Pude conmigo y con mis retos. Conseguí mis objetivos, recogí los frutos del trabajo, el esfuerzo, la perseverancia y la ilusión, y de todo ello aprendí. Pude gracias a mí, pero sobre todo pude gracias a la gente de mi alrededor. Gracias a los que día a día estuvieron a mi lado tirando de mí cuando yo no era capaz por cabezonería y confiando más en mí de lo que yo lo hacía, porque fue su fe en mí lo que me hizo darme cuenta de que estaba equivocada. Gracias a mi familia, a mis amigos y sobre todo a mi pareja, que es el que más me tuvo que aguantar.
A veces deseamos que los malos momentos no existieran en nuestras vidas, pero en realidad gracias a esos momentos somos capaces de disfrutar y saborear a los buenos, y de valorarlos más.
La parte mala acabó en agosto, y entonces comenzó una de las mejores épocas que he tenido, hasta el momento, la suerte de vivir. Ha sido toda una experiencia, dejé todo por mi sueño y me fui a la aventura. Me sentía como un gatito asustado. Aterricé en un pueblo del que siquiera había oído hablar en mi vida y con un miedo enorme a lo desconocido y a no ser capaz. Sin duda el verdadero reto comenzó el mismo día de mi cumpleaños, siendo uno de los mejores regalos que nunca he recibido.
Los últimos cuatro meses han sido maravillosos. Han tenido su parte difícil, me he tenido que acostumbrar a muchas cosas  nuevas y en especial a la distancia y al echar de menos, también he vivido momentos complicados, pero la forma de afrontarlos ha sido totalmente distinta. He conocido a gente maravillosa que ha conseguido que allí me sienta también en casa. Gente que no ha parado de ayudarme, de darme cariño y de permitirme disfrutar de su compañía y de momentos inolvidables.
Digo adiós a este año con un montón de cosas de mi lista de sueños por cumplir tachadas, con una felicidad enorme, y sobre todo con un sentimiento de gratitud gigante.
GRACIAS a tod@s los que habéis participado en mi 2015, ya sea con mayor o menor intensidad, pero GRACIAS de corazón por estar ahí y por haber sido una parte importante de mi crecimiento personal.
Sin más hoy le digo adiós a 2015, para recibir, como siempre, con una gran sonrisa e ilusión a 2016, en el que espero seguir aprendiendo, disfrutando, cumpliendo sueños y superándome, y con el deseo de que sea un gran año para tod@s.
¡Feliz 2016! Mucha felicidad, amistad, amor, salud, dinero y sobretodo mucho Nanananana to me!!!

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