jueves, 23 de febrero de 2012

Así empezó todo... :)

Nunca creí en aquello que dice que lo bueno se hace esperar, que hay un día en el que cambia toda tu suerte y por fin llega eso que tanto anhelabas, que sólo hay que sentarse a esperar y no pensarlo y cuándo menos lo crees aparece lo que necesitabas. Yo pensaba que no era cierto, que eran leyendas urbanas. Pensaba que hay personas a las que se les niega la posibilidad de ser feliz sin más, porque puede ser que no se lo merezcan o que no sea su función y que yo era una de ellas. Que siempre me iba sentir vacía y cómo si me faltara algo aunque no comprendía el qué, y que eso de esperar sólo era un cuento imposible de creer.

Eso pensaba hasta que ese día del que tanto habla la gente llegó. Ese día en el que de repente todo en mi vida empezó a cobrar sentido, en el que mis esquemas se rompieron y todo se puso patas arriba porque él entró cómo un huracán.

Llevaba semanas centrada en los estudios y sin pensar en mi vida, hice un viaje para realizar el examen para el que llevaba preparándome un año, viví una nueva experiencia, y volví contenta. Después de casi un año bastante horrible en el que me había tenido que enfrentar a una dura rehabilitación, en el que viví la presión y el estrés de los estudios, de jugarte algo gordo, algo grande, en un examen decidí por fin salir con mis amigas aquel sábado. Estaba siendo una buena noche, divertida, y entonces ocurrió. Ese segundo que lo cambia todo llegó. Giré la cabeza y lo vi. Allí estaba hablando con mi amiga, a lo lejos. No sabría explicar qué sentí en aquel momento, pero fue algo especial, algo que no había sentido nunca. Me evadí totalmente del sitio en el que estaba. No escuchaba las conversaciones, ni la música, estaba en mi mundo y lo único que hacía era mirar adónde él estaba. Tenía ganas de cruzar el bar, de hablarle, de conocerlo, pero de repente el pesimismo me invadió, y me sentí estúpida. Seguro que aquel chico nunca sabría siquiera que existía y seguro que nunca me iba a hacer caso. Seguro que no era un amigo de mi amiga, sino que quizás era algo más. La tristeza me invadió de golpe y volví a la realidad, me hablaron y me dijeron que nos íbamos de allí. Salí del bar echando la última mirada atrás. Una vez fuera pensé en que debía avisar a mi amiga de que nos íbamos y volví a entrar. Sólo iba a ir directa a decirle que nos íbamos a otro lado y volvería a salir. No quería seguir más en ese sitio que de repente había pasado de hacerme sentir en las nubes a convertirse en una especie de infierno.

Mi amiga me saludó alegremente preguntándome que adónde nos habíamos metido, le conté que nos marchábamos y que si venía y entonces me dijo: “sí ahora vamos” Me reí y le dije “Ya has ligado eh?”, a lo que me contestó un “¡¿Qué dices?! ¡Qué va! Es un amigo que iba a mi instituto cuándo hice el módulo superior y que hacía mucho que no veía, y su amigo. Mira ven que te los presento” Mi corazón se paralizó por unos instantes y de repente empezó a latir muy deprisa. “¿Para qué habré dicho nada”, pensé. Noté cómo el calor subía a mi cara sonrojando mis mejillas. Mi amiga me abrazó y dijo sonriente: “¡Os voy a presentar a una de mis mejores amigas!” Le agarró y dijo: “Este es Rodrigo”. Él se agachó para darme los dos besos de rigor mientras me decía “hola, encantado” y yo sentí morirme cuándo su cara se acercaba la mía. Era altísimo, y de cerca muchísimo más guapo todavía. Apenas balbuceé un hola. El estómago me pegó un vuelco, el corazón me salía por la boca y esos segundos me parecieron interminables. Después me presentó al otro chico, pero mi cabeza no estaba allí. Empecé a sentir una sensación de pánico, aún no sé por qué, y sentí la necesidad de salir de allí corriendo. Me despedí y me reuní con el resto.

Varias personas me preguntaron que si me pasaba algo que estaba ausente. En esos instantes volvía a la realidad, sonreía ampliamente y contestaba que no. No llevaríamos más de 15 o 20 minutos en el nuevo bar cuándo mi amiga y ellos aparecieron de nuevo. Los chicos se quedaron allí en el círculo pero un poco apartados y quietos mientras los demás bailábamos y hacíamos el tonto. Casualidad o no él estaba a mi lado. Entonces sin saber muy bien por qué hice caso a mi corazón. Me dejé de miedos estúpidos, de vergüenzas, y me decidí a hablarle. “¿No bailas?” Lo agarré del brazo y continué: ¡Venga vamos, anímate!” Estaba super nerviosa y mientras hablaba con una sonrisa de oreja a oreja en mi interior me maldecía y pensaba que por qué había hecho eso. “No...a mi eso de bailar…no me va mucho”, me contestó sonriente. Me encogí de hombros y le dije mientras me reía “¡Pues vaya…!” Giré la cabeza hacia otro lado para no resultar pesada y entonces él fue el que me habló a mí. “Así que Tamara eras ¿no?” Fruncí el ceño mientras pensaba por qué todo el mundo siempre confundía mi nombre y le dije un poco seria..”NO!! AAAAmara, sin T” Se echó a reír y comprendí que me estaba tomando el pelo… “Que no que no, ¿cómo va a ser Amara? Eso es que a tus padres se les olvidó poner la T, seguro que querían llamarte Tamara” Yo me empezaba a picar cómo una niña pequeña mientras él seguía haciéndome rabiar riéndose. Seguimos hablando durante toda la noche mientras el tiempo parecía que volaba. No me lo podía creer. Me estaba hablando, me hacía caso y cuándo yo no se lo hacía a él me buscaba. ¡A mí! Dos o tres veces dijo que se marchaba que se le hacía muy tarde, pero yo le agarraba del brazo y no le dejaba marcharse. “¡Venga anda si es muy pronto! ¡¿Dónde vas ya?! ¡Te tenemos secuestrado y no vamos a dejar irte!” Él se reía y me decía “Bueno vale…pero sólo un ratito más eh?” Y así fue transcurriendo la noche.

Después todos salimos del bar y nos sentamos fuera, aunque él se quedó de pie. Salió una conversación que no recuerdo con exactitud en la que estaban hablando sobre los príncipes azules y entonces dije: “Jo, pues a ver cuándo aparece el mío”.

Al poco de eso de nuevo dijo bueno yo me voy que es super tarde. Desde dónde estaba sentada le miré y le dije “¡¿Qué dices?! ¡¡Todavía es pronto!! Y además no te dejamos irte!” Se río, y mientras andaba me dijo “tengo que irme…” Me sonrió, se despidió y le vi alejarse. Me entraron ganas de levantarme, de pedirle que se quedara pero no me moví. Le vi alejarse mientras se me quedaba una sonrisa en la cara y una sensación extraña. Estaba feliz por lo bien que me lo había hecho pasar, pero a la vez triste por si nunca volvía a verlo. Aquella noche cuándo me acosté por primera vez en muchos años me fui a la cama sonriendo y esperando que otro sábado pudiera encontrarlo. Tenía miedo de no volver a saber de él, pero con la excusa de pasarle las fotos que había hecho y la ayuda de mi amiga sabía que volveríamos a hablar, no sabía cuándo, pero seguro que algún día.

Y ahí empezó todo. Al día siguiente él me buscó, y me encontró y empezó la historia más bonita que jamás podría escribir. Una historia que va camino de 8 meses, pero que sólo acaba de empezar, porque si algo sé en la vida es que voy a compartirla con él, y que siempre, siempre va a estar a mi lado haciéndome sentir la persona más especial y la más feliz del universo.. :)

Nanananana to me!!! 2711♥

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